LA ISLA DEL TESORO
A PARTIR DE 12 AÑOS. Las peripecias de Jim Hawkins y de Long John Silver han significado para numerosas generaciones no sólo la cristalización de los sueños juveniles de aventuras, sino también la realización literaria del ansia de escapismo que anida en todo ser humano. La Isla del Tesoro (1883), del escritor escocés Robert L. Stevenson, representa, en estado puro, la novela de aventuras en la cual la busca mítica de un objeto preciado actúa como móvil para la huida hacia escenarios exóticos donde la libertad es posible.
Jim Hawkins regenta, junto a sus padres, la posada Almirante Benbow. Su vida discurre tranquila entre la barra y las mesas hasta que, un día, un viejo marinero, con la cara marcada por un sablazo, entra en su fonda. El cofre que transporta el desconocido contiene un extraño mapa, que Jim descubrirá por casualidad, al día siguiente de la muerte de su padre. Así, de la noche a la mañana, el joven Jim se encuentra en la cubierta de la Hispaniola, rodeado de rudos marineros, agasajado por un misterioso cocinero cojo, ansiosos todos ellos por encontrar el codiciado tesoro del capitán Flint.
La aventura será también una especie de «viaje de iniciación» para Jim, que de huérfano desvalido pasará a convertirse en adulto, obligado a tomar decisiones por la fuerza de la adversidad y el deseo del triunfo. Una novela admirablemente construida, tanto por el propio interés de la intriga como por el carácter de sus vigorosos personajes y el lenguaje inconfundible de los mismos.
Robert Louis Stevenson nació en 1850 en Edimburgo (Escocia). Su afición por excelencia era viajar, aunque no gozaba de buena salud. En un viaje a California conoció a Fanny Osbourne, con quien se casó (1879) y fue precisamente el hijo de ésta, Lloyd, quien le inspiraría La isla del tesoro (1883). De vuelta al Reino Unido, de 1884 a 1887, publicó dos de sus novelas de aventuras más populares La flecha negra y Secuestrado, así como El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Inició con su mujer una travesía en barco por el Pacífico, que los llevó hasta las islas Samoa, donde viviría hasta su muerte, en 1894. Los nativos lo veneraban y lo llamaban Tusitala («el que cuenta cuentos). Allí comenzó sus relatos sobre los mares del Sur. Entre sus últimas obras están El señor de Ballantrae, El náufrago y Catriona.
De la obra de Stevenson se han realizado múltiples adaptaciones para el cine y la televisión, de diferentes nacionalidades e, incluso, de animación. Quizá la más recordada sea la dirigida por Byron Haskin en 1950, producida por Walt Disney y protagonizada por Bobby Driskoll (Jim) y Robert Newton (Long John Silver), cuyo tráiler cinematográfico puedes ver sobre estas líneas.
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