FAHRENHEIT 451


A PARTIR DE 16 AÑOS. Como 1984, de George Orwell, o Un mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 (1953) describe una civilización occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo. Por eso afirmó el escritor inglés Kingsley Amis que «Fahrenheit 451 es el más convincente de todos los infiernos conformistas.» Esta obra del norteamericano Ray Bradbury es una de las novelas distópicas más célebres del género de la ciencia ficción. 

451ºF es la temperatura a la que el papel se enciende y arde. Esto lo sabe mejor que nadie Guy Montag, que es un bombero, pero cuyo trabajo es quemar libros y no apagar fuegos. En la sociedad estadounidense del futuro, los libros están prohibidos por ser causa de discordia y sufrimiento, y tener libros convierte a las personas en disidentes peligrosos para el estado. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a esos disidentes que aún conservan y leen libros. ¿Qué ocurrirá cuando Montag se replantee su trabajo y su vida?

El autor, Ray Bradbury, en su despacho, con su máquina de escribir.

Ray Bradbury nació el 22 de agosto de 1920 en Waukegan, Illinois. Durante la Gran Depresión se trasladó con su familia a Los Ángeles, donde se graduó en 1938 en Los Angeles High School. Su educación académica acabó ahí, pero continuó formándose por cuenta propia hasta que, en 1943, se convirtió en escritor profesional. Sus obras más conocidas son Crónicas marcianas (1950), El hombre ilustrado (1951) y Fahrenheit 451 (1953). Bradbury, además de novelas, también escribió numerosos guiones de radio y televisión, ensayos y poemas. Su preocupación como escritor no sólo se centró en cuestionarse el modo de vida actual, también se adentró en el reino de lo fantástico y maravilloso, con un estilo poético y a veces provocativo. En su niñez, Bradbury fue muy propenso a las pesadillas y horribles fantasías, que acabó por plasmar en sus relatos muchos años después. Murió el 5 de junio de 2012 en Los Ángeles, a los 91 años.

Cuando tenía doce años, pasó por su pueblo una feria ambulante donde actuaba un mago llamado Mr. Eléctrico. «Estaba sentado en una silla eléctrica ―contaba Bradbury― y su ayudante bajó una palanca. La corriente atravesó el cuerpo del mago, que con los pelos de punta blandió una chispeante espada de Excalibur.» Bradbury, en primera fila, vio cómo, de entre todos los niños, el mago lo elegía a él, le apoyaba la espada en un hombro, luego en el otro y finalmente en la nariz antes de gritar: «¡Vive para siempre!». Nunca había oído una idea mejor. Esa Navidad, los padres le regalaron una máquina de escribir de juguete, con la que enseguida escribió la continuación de una novela marciana de Edgar Rice Burroughs. Durante los ochenta años siguientes viviría como si fuera para siempre y escribiría sin cesar en muchas otras máquinas.

La visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias transmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas. Defensor de la emoción sobre el intelecto, compartía sin reservas su secreto creativo: «Corre hasta el borde del acantilado y salta. Mientras caes, invéntate alas».

Cartel de la versión cinematográfica de 1966.

De Fahrenheit 451 ha habido diversas adaptaciones al cine, la TV, el videojuego o el cómic, por ejemplo. Aquí destacaremos la versión cinematográfica dirigida por François Truffaut, estrenada en 1966 y protagonizada por Oskar Werner, Julie Christie y Cyril Cusack. La adaptación de Truffaut se diferenciaba de la novela al representar a Montag y Clarisse enamorándose. Otro aspecto notable de la película es que Julie Christie interpreta a dos personajes, Clarisse y Mildred, la esposa de Montag, cuyo nombre fue cambiado a Linda en la adaptación. El autor, Ray Bradbury, dijo en entrevistas posteriores que, a pesar de sus defectos, estaba satisfecho con la película. Le gustó especialmente el clímax de la película, donde la gente del libro camina por un campo nevado, recitando la poesía y la prosa que han memorizado, con la melodiosa partitura de Bernard Herrmann. Puedes ver su tráiler bajo estas líneas:


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