INDUSTRIAS Y ANDANZAS DE ALFANHUÍ


A PARTIR DE 12 AÑOS. Rafael Sánchez Ferlosio es un escritor polifacético y complejo, novelista, lingüista, realista en unos casos, fantástico en otros, ensayista a menudo, poeta a veces y, con cierta frecuencia, sorprendente o desconcertante. La novela Industrias y andanzas de Alfanhuí (1951) su primera novela, combina sucesos fantásticos con descripciones realistas en un relato magistral y brillante, lleno de poesía, fantasía y ternura. Es «un libro extraño, un libro singular, un libro sin edad», en palabras de Camilo José Cela.

La novela cuenta las mágicas aventuras de un muchacho de ojos amarillos, como los alcavaranes, llamado Alfanhuí, que era amigo de los lagartos y del gallo de una veleta que le enseñó mucho sobre los colores. Estudió con un taxidermista cuya criada se puso verde y se murió; conoció a unos ladrones de trigo y a un gigante en un bosque rojo, y, en Madrid, a un hombre que trabajaba en una fábrica de chocolate y bailaba sobre las mesas... Alfanhuí es el espectador itinerante de hombres extraños pero reales. Vive las aventuras sin inmutarse, adaptándolas a una cotidianeidad fantástica en la que nada parece estar fuera de lugar. La vida y los afanes de Alfanhuí se suceden en un marco mágico lleno de un lirismo cautivador. Entre una y otra andanza va creciendo el protagonista, cual Lazarillo moderno, entre los viejos pueblos y la polvorientas rutas que pinta magistralmente Sánchez Ferlosio.
 
Dice Miguel Delibes que esta novela es «un libro maravilloso que hace realidad lo que no existe.» Según él, «Rafael Sánchez Ferlosio inventó un niño y marchó con él por los caminos de su nuevoviejo país y escribió el libro más hermoso de su tiempo», «una historia llena de mentiras verdaderas.»

He aquí un libro cuya lectura no ha dejado de asombrar desde su aparición en 1951, en unos tiempos en que la tendencia predominante de la narrativa española era el realismo. Se han buscado todo tipo de linajes para esta novela insólita e inclasificable, mezcla de relato de formación y retablo de maravillas, escrita con una prosa prodigiosa, de originalísima imaginería, y dotada del encanto intemporal de las viejas narraciones. Elegía de un mundo antiguo, de la infancia perdida, las Industrias y andanzas de Alfanhuí no han dejado de suscitar todo tipo de interpretaciones, sobre las que «revolotea», ingrávida, su peripecia llena de gracia y de ligereza. Se la ha relacionado con la novela picaresca, con El principito, con el realismo mágico..., la realidad y la fantasía se mezclan con lo absurdo para maravilla del lector.
 
El autor, Rafael Sánchez Ferlosio, en los años 50
 
Rafael Sánchez Ferlosio, hijo de padre español y madre italiana, nació el 4 de diciembre de 1927 en la ciudad de Roma. Su padre trabajaba en el diario ABC. Además, sus hermanos también adquirieron prestigio, destacándose uno como filósofo y matemático y el otro poeta y cantante.

Sus estudios los realizó en el colegio jesuita y luego en la Universidad Complutense de Madrid, aunque no obtuvo ningún título, a pesar de haber cursado Filología en la Facultad de Filosofía y Letras. Más tarde, en 1953, contrajo matrimonio con la escritora Carmen Martín Gaite, de quien, tras 17 años de matrimonio, terminó separándose de forma amistosa. Con ella tuvo dos hijos. El primero, llamado Miguel, falleció a los nueve meses de edad a causa de una meningitis; y la segunda, llamada Marta, a la edad de 29 años también falleció.

Debido a la influencia del neorrealismo italiano (movimiento narrativo y cinematográfico de la primera mitad del siglo XX), fue fundador y colaborador de la Revista Española, además de ser miembro del Círculo Lingüístico de Madrid. Como seguidor del movimiento, realizó su obra El Jarama (1955), aunque su primera novela, Industrias y andanzas de Alfanhuí (1951), estaba muy alejada del realismo. Otras obras narrativas de Rafael Sánchez Ferlosio fueron los relatos titulados Y el corazón caliente y Dientes, pólvora, febrero, ambos en 1961, así como libros de relatos, como El escuro de Jotán (1983), y la novela El testimonio de Yarfoz (1985).
 
Otra faceta de Ferlosio es la que tiene que ver con el periodismo y la redacción de ensayos, recientemente recogidos en cuatro volúmenes por la editorial Debate. En 1994, ganó el Premio Nacional de Ensayo con Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (1993). Otros premios recibidos fueron, entre otros, el Premio Nadal (1955), el Premio Cervantes (2004) o el Premio Nacional de las Letras Españolas (2009). Él mismo decía de sí que, «habiéndolo emprendido todo por su sola afición, libre interés o propia y espontánea curiosidad», no se tenía «por profesional de nada». Lo que no obsta para que se le tenga en la actualidad por un narrador y ensayista excepcional, dueño de una de las prosas más admirables de la lengua española, en cualquier época. 
 

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