NOCTURNO
A PARTIR DE 14 AÑOS. Santiago Herraiz es un escritor y editor gallego que actualmente dirige Ediciones Rialp. En su novela Nocturno (2008), finalista del premio Gran Angular de literatura juvenil, el personaje protagonista, Renzo, que ha nacido con un gran talento para la música, narra en primera persona los acontecimientos que marcaron su aprendizaje musical. Y, entre ellos, su decisivo encuentro con un músico callejero en las calles de Madrid: "Desde el callejón llegaban las notas de un Nocturno de Chopin..."
La novela se abre con una noticia de periódico sobre un concierto, el cual ha sido compuesto y va a ser interpretado por un estudiante de flauta travesera, Renzo Longhi, de dieciocho años. A continuación, el mismo Renzo da comienzo a una narración de los hechos que lo condujeron a ese momento: los inicios, cuando tenía diez años, el descubrimiento de sus cualidades sobresalientes para la música, la participación en un concurso televisivo cuando tenía doce, los altibajos de su relación con un violinista callejero bastante áspero, que le mostrará, entre otras cosas, el peligro de la vanidosa complacencia en el propio talento…
Nocturno incide en la importancia de acoger y usar bien el talento artístico: un don oculto, «más fuerte que el engaño», que cobra su sentido cuando se usa para los demás. La capacidad para la ironía del autor brilla en las descripciones del mundo televisivo de sonrisas de plástico, se transforma en sarcasmos hirientes en varios diálogos violentos, y, sobre todo, destaca en la presentación del mundo interior de Renzo, tanto en sus momentos infantiles como en su crispación posterior de adolescente resentido. También
son excelentes los comentarios y referencias a la música clásica, que
no sólo hablan bien de su atractivo y su capacidad de mover el corazón
sino que, además, se contraponen eficazmente con la realidad cotidiana. Y, aunque la escena inicial augure un final positivo, el argumento tiene la tensión que se deriva del deseo de saber cómo se alcanzará el desenlace anunciado y la de ver cuál será la evolución de los personajes.
Santiago Herraiz nació en Vigo, en 1963. Es licenciado en Derecho y ha trabajado en el mundo de la educación. Actualmente es editor y director general de Ediciones Rialp. Ha publicado varios ensayos sobre la adolescencia y la juventud, además de varias novelas juveniles, entre las cuales podemos citar Amordazados (2002), Jaque en la red (2005), Llora Jerusalén (2009), o la que aquí recomendamos, Nocturno (2008), que fue finalista del Premio Gran Angular de novela juvenil.
A la pregunta de cómo podemos fomentar el hábito lector, responde: "Decimos que en España el hábito de la lectura está muy extendido, pero no es así. Publicamos muchos libros, pero después no se leen tantos. ¿Cómo promover esto? Es la pregunta del millón. Las autoridades públicas invierten no pocos euros en la promoción de la lectura, y recorremos las ferias del libro entre familias que compran libros para los niños, pero no tanto para los padres. Tenemos dinero para tomar un refresco, una cerveza o un aperitivo, pero nos cuesta más gastar ese mismo dinero en un libro".
Y prosigue: "Hay que huir de la gratuidad, que impide promover la buena cultura y le hace perder valor. Hay que gastar más en libros, darse el capricho, regalar, prestar, hablar más de libros. De hecho, muchas veces entre los grandes amigos de lo que se habla en torno a la mesa es de lo que has leído, salen conversaciones maravillosas y esto enriquece mucho. Quien lee debe aconsejar, prescribir y, lo digo en voz baja, prestar. Si nos gusta hacer favores, aconsejar un buen libro es hacer un gran favor. Y aconsejar otro después, un favor aún más grande. Y hay que publicar cosas que valgan la pena, que aporten algo y que merezcan ser regaladas".
Y prosigue: "Hay que huir de la gratuidad, que impide promover la buena cultura y le hace perder valor. Hay que gastar más en libros, darse el capricho, regalar, prestar, hablar más de libros. De hecho, muchas veces entre los grandes amigos de lo que se habla en torno a la mesa es de lo que has leído, salen conversaciones maravillosas y esto enriquece mucho. Quien lee debe aconsejar, prescribir y, lo digo en voz baja, prestar. Si nos gusta hacer favores, aconsejar un buen libro es hacer un gran favor. Y aconsejar otro después, un favor aún más grande. Y hay que publicar cosas que valgan la pena, que aporten algo y que merezcan ser regaladas".
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